Antes de entrar deja fuera tu rabia y tu ira. Bienvenido a este bosque encantado, un lugar donde podemos dar rienda suelta a ese niño que todos llevamos dentro, tienes mi permiso para dejarle salir y que haga locuras. Sumérgete en este mundo mágico de las hadas y los duendes y vuelve pronto, te esperaré agitando mis alas
jueves, 14 de febrero de 2013
Penélope y Ulises
Penélope, estaba casada con el héroe Ulises. Cuando su marido partió hacia Troya para rescatar a la infiel Helena, ella lo esperó durante los diez años que duró la guerra y a lo largo de los otros diez que Ulises tardó en regresar. Durante esos veinte años, Penélope aguantó el asedio de decenas de pretendientes, tejiendo y destejiendo la tela que era el símbolo de su fidelidad. Así pudo mantenerse fiel a su marido, al que todos daban por muerto.
Sin embargo, en este caso, no hubo reciprocidad: Ulises fue infiel a Penélope varias veces a lo largo de sus aventuras, por ejemplo con Circe y con Calipso, y volvió a Ítaca, como dice Kavafis, «cargado de experiencias». Ya sabemos que la diosa de la seducción, Peitho, recompensa a los hombres cuando son infieles pero castiga a las mujeres que lo son. Penélope no cedió nunca a las muchísimas tentaciones de los pretendientes a lo largo de casi veinte años de ausencia de Ulises, y por ello fue recompensada con el regreso de su marido, a no ser que podamos dudar, como Yannis Ritsos de que aquello fuera una verdadera recompensa:
¿Por él había gastado veinte años,
veinte años de espera y de sueños,
por este desdichado, salpicado de sangre, de barba ya blanca?
Se echó sin habla en una silla,
miró lentamente a los pretendientes muertos en el suelo,
como si mirase muertos sus propios deseos.
Romeo y Julieta y Penélope son quizá los ejemplos más famosos de fidelidad, aunque, en honor a la verdad, hay que decir que Romeo y Julieta, aparte del hecho de matarse por fidelidad a la memoria del otro, apenas tuvieron tiempo para demostrarse esa fidelidad jurada. Representan más bien el amor pasional extremo. En cuanto a Penélope, sí es con justicia un ejemplo de la fidelidad, y en concreto de la fidelidad marital y sexual. Un perfecto ejemplo de fidelidad, admirado e imitado durante siglos por las perfectas esposas.
Eso sí, también sabemos que las mujeres tenían que aceptar, como Penélope y la Desdémona de Ulises, que la cosa no era recíproca: ellas sí podían ser traicionadas por los hombres.
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¿Qué quieres que te diga? A mi esas cosas me crispan los nervios, no lo puedo evitar. ¡Veinte años, nada más y nada menos! Pensar que un hombre respeta el compromiso de fidelidad de la misma forma que una mujer es como creer que a los burros les crecerán alas. Claro que, me imagino que ya por entonces, se aprobaba con aplausos o al menos sin reproche que la infidelidad proviniera del hombre y se miraba mal lo contrario.
ResponderEliminarUn abrazo, Julia
¡Pobres mujeres de otros tiempos! aguantar veinte años a que el marido vuelva es casi toda una vida
EliminarSuerte que solo es mitología.
Besos
Menos mal que ya pasaron aquellos tiempos en los cuales la mujer era la que tenía que ser fiel. Cuando se quiere guardar fidelidad al marido por el amor que le profesa aún lo puedes entender como es el caso de Penélope, muy diferente es cuando en la Edad Media les ponían los maridos a sus esposas el cinturón de castidad.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Julia.
Conchi
Ya ves tu ,no se que pensar si eso es amor o gilipollez, veinte años esperando a que él vuelva y te encuentre dispuesta. Bueno, me figuro que Homero debía ser un machista de cuidado cuando escribió eso.
EliminarAbrazos
Hola Julia, gracias que esto va cambiando. Pero demasiado tiempo ha dominado las energías masculinas en este planeta. “Pobre mujeres cuanto tuvieron que aguantar”.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Te imaginas? ¡¡20 años esperando al marido!!
EliminarUn abrazo
Hola Julia, en este tiempo las cosas han cambiado para mejor pero por desgracias todavía queda algún brote que esperemos que se acabe de extinguir. Un abrazo, con cariño.
ResponderEliminarLola Barea.
Suerte que es así porque pocas Penélopes quedamos ya, je je
EliminarUn abrazo
Visitarte ha sido un placer
ResponderEliminarGracias Princesa y no te pierdas. No me llegan tus actualizaciones y las de otros dos contactos mas y no entiendo porqué.
EliminarAbrazos
Es una leyenda,me imagino que sería como un ejemplo para muchas esposas de guerreros, :)
ResponderEliminarPero a saber como era la realidad.
Besos.
Por suerte solo es leyenda, no creo que en ninguna época una mujer pueda aguantar tanto tiempo.
EliminarAbrazos y gracias por venir
Yo no sé si podría aguantar 20 años sin mi amado y seguirle siendo fiel. No lo sé, la verdad. Pero creo que no podría. Quizás la bella Penélope no fue tan fiel como nos han hecho creer. La historia contada por ti es preciosa. Un beso enorme Julia. Ahhh, gracias por visitarme.
ResponderEliminar???
ResponderEliminarUlises y Penélope... Como es esa historia?
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