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viernes, 29 de septiembre de 2023

EL POETA Y EL CALIFA

 Existió una vez un califa al que le encantaba leer poesía. Además, tenía una magnífica memoria. Era capaz de memorizar un poema entero con solo leerlo una sola vez. Y recordaba cada poesía que había leído a lo largo de su vida.

Además, uno de sus sirvientes tenía la misma habilidad que él: con solo escuchar una vez un poema lo memorizaba para siempre. 

Un día, un joven poeta llegó al palacio del Califa con el deseo de leer un poema que había compuesto para él. Había oído hablar de su afición por la poesía y quería regalarle uno. Pero el Califa puso una condición:

– La única condición que exijo- dijo el Califa- es que sea un poema original. No puedo haberlo escuchado antes.

– ¡Claro, por supuesto!- dijo el joven poeta- Es seguro que no lo habrá escuchado antes, porque lo compuse especialmente para vos.

– Muy seguro estás- dijo entonces el Califa con una sonrisa maliciosa- Tan seguro, que no te importará que premie tu poema si es original… te daré el peso de tus tablillas en oro. Pero si conozco el poema, serás despojado de todo lo que tienes.

El joven poeta se puso muy contento, porque estaba convencido de la originalidad de su obra, así que ya estaba imaginando el oro que el Califa le tendría que dar.

El joven comenzó a recitar su poema. Al terminar, el Califa, muy enfadado, dijo:

– Pero… ¿Cómo te atreves? ¿No aseguraste que el poema era original? ¿Y por qué lo conozco entonces?

El Califa repitió entonces el poema, palabra a palabra, mientras el joven palidecía sin entender nada. ¿Cómo era posible que el Califa conociera ese poema? ¡Si lo había escrito él!

– ¿Piensas que te tiendo una trampa?- dijo entonces el Califa al ver la cara de incertidumbre del poeta-. ¡Si todos mis sirvientes lo conocen! Mira, te pondré un ejemplo… a ver, tú, sirviente… ¡recita el poema!

El Califa pidió al sirviente capaz de memorizar el poema con solo escucharlo una vez, que lo repitiera. Sabía perfectamente lo que hacía. El sirviente, evidentemente, lo recitó sin problemas, y el poeta no supo qué decir.

Fue despojado de todo lo que tenía y expulsado del palacio entre insultos y burlas.

Pero pasó el tiempo y alguien le contó al joven poeta que el Califa y uno de sus sirvientes tenían una rara habilidad para memorizar poemas con escucharlos una sola vez. Entonces se dio cuenta de lo que había pasado, y tramó un plan para darle un escarmiento.

Disfrazado de extranjero, el joven poeta regresó al palacio con otro poema. Y de nuevo el Califa le explicó que podría hacerlo bajo una condición.

– El poema debe ser original- Dijo de nuevo el Califa, sin sospechar que el extranjero era en realidad el joven poeta- Si lo es, te daré su peso en oro, pero si lo conozco, te despojaré de todo lo que llevas.

El joven poeta accedió, y comenzó a recitar un poema complejo, extraño, elaborado a base de palabras imposibles. Los versos eran larguísimos, y las palabras a veces, inventadas.

El joven poeta terminó y el califa fue incapaz de memorizarlo. Miró a su sirviente y encontró un rostro atónito, desconcertado… ¡Ninguno de los dos habían conseguido memorizar ese poema!

– Pues sí- reconoció al fin el Califa- Debo decir que tu poema es muy original. Tengo que darte la enhorabuena… y el peso de tus tablillas en oro.

– Gracias, gran Califa, pero debo advertiros: en mi país esculpimos los poemas en mármol. Los dejé a la entrada del palacio, porque pesan mucho.

El Califa enmudeció. Así es cómo el joven poeta se fue del palacio con una enorme recompensa de oro y el Califa, bueno, al Califa no se le volvió a ocurrir nunca más hacer el mismo desafío con ningún otro poeta.

Cuento árabe

jueves, 31 de agosto de 2023

STONHENGE (INGLATERRA)

 



En el condado de Wiltshire, al Sur de Inglaterra, concretamente en la región caliza que existe entre Amesbury y Warminster y no muy lejos del río Avon, podemos encontrar el monumento megalítico más notable de las Islas Británicas y, al propio tiempo, el más enigmático y extraordinario del mundo. Me estoy refiriendo a Stonehenge (de stone ‘piedra’ y henge ‘con borde circular’). A título de curiosidad, cabe mencionar que hay quien cree que este conjunto de rocas dispuestas en forma circular debe su nombre a la semejanza que presenta con las vigas en las que el pueblo sajón colgaba a los criminales en la Antigüedad, por lo que Stonehenge significa también «la horca de piedra» o «la piedra del ahorcado».

Piedras milenarias

La obra fue construida en diferentes etapas, que van desde mediados del III milenio a. C. hasta mediados del milenio siguiente. En este lugar exacto, único en muchas millas a la redonda de Stonehenge, la luna llena se coloca exactamente perpendicular a la salida del sol en el solsticio de verano (próximo al 21 de junio). Precisamente, dicho solsticio es el fenómeno natural sobre el que gira la concepción y planificación del monumento. Ese día es precisamente el único del año en el que se permite a los visitantes caminar por el interior del círculo de piedras.

Stonehenge en la leyenda

Existen muchos mitos y leyendas relacionados con la construcción de Stonehenge. Así, diversas opiniones cuyo origen se pierde en el tiempo han atribuido la erección de este conjunto pétreo monumental a varios pueblos que pisaron por las islas británicas, como romanos, fenicios y daneses, sin que ninguna de ellas haya prosperado por la imposibilidad de ser contrastada históricamente.

Hay testimonios escritos redactados por personas cuyos nombres se conocen, como es el caso de Geoffrey de Monmouth, obispo de San Aspah (1100-1154), quien refiere en sus crónicas la creencia popular de que el monumento en su conjunto representa un círculo de gigantes petrificados, de ahí que antiguamente se le conociera como la «Danza de los Gigantes», apelativo hoy prácticamente inusitado.

A este clérigo galés se le atribuye también haber divulgado una creencia, muy vigente durante mucho tiempo, que relaciona al monumento megalítico con Merlín, el famoso mago amigo y protector del rey Arturo. El hecho nada tiene de extraño, pues el prelado es el autor de los libros Las profecías de Merlín (redactado antes de 1135) y La vida de Merlín (entre 1149 y 1151), que versan sobre la vida y los fantásticos hechos de este mago, en uno de los cuales se halla la afirmación de que las piedras de Stonehenge fueron llevadas desde Irlanda a las llanuras de Wiltshire con la ayuda de unos ‘artefactos’ para conmemorar un entierro masivo de bretones. Como ha acontecido con muchas otras, esta creencia fue desvaneciéndose con el paso del tiempo hasta que, ya en el siglo XIII, quedó completamente desacreditada y olvidada. Y si hoy se tiene constancias de ella, se debe tan solo a referencias de escritos de la época o posteriores.

A mediados del s. XVII, el inglés John Aubrey (1626-1697), anticuario, escritor e investigador de la Antigüedad británica, tras llevar a cabo un completo estudio de los monumentos megalíticos de Inglaterra, afirmó, por vez primera, que Stonehenge era, en realidad, un templo construido por los druidas, antiguos sacerdotes celtas, que debieron utilizarlo para rendir culto al Sol y señalar las estaciones del año.

Pocos años más tarde, el médico aficionado a las antigüedades William Stukeley (1687-1765) realizó otro estudio en esa misma línea, cuyas conclusiones estaban orientadas a confirmar el origen druídico de Stonehenge. Se da el caso que Stukeley era miembro de la masonería, comunidad secreta que ha pretendido remontar forzadamente sus orígenes a los tiempos de los druidas, por lo cual nada tiene de extraño que también quisiera asociar la magia y el misterio presentes en Stonehenge al dudoso origen celta de su asociación.

El pretendido origen druida de Stonehenge

Sin embargo, muchos trabajos actuales de Historia afirman, con fundamentos históricos más fidedignos, que los druidas, aquellos antiguos sacerdotes celtas, nada tuvieron que ver con Stonehenge, puesto que dicho complejo megalítico existía desde dos milenios antes de que los celtas pisasen suelo británico.

Así, esta conclusión desautoriza las anteriores tesis de Aubrey y Stukeley, cuya afirmación, forjada sobre datos un tanto artificiosos, representaba a Stonehenge como un templo ritual en donde los druidas propiciaban a los dioses de la naturaleza mediante sacrificios humanos. Incluso una piedra que yace en posición horizontal en el centro de Stonehenge fue bautizada como «La Piedra del Altar» o «Piedra de la Matanza», cuando, en realidad, hoy está suficientemente comprobado que tan solo se trata de un megalito tumbado sobre la tierra por causas telúricas naturales.

La falsa relación entre druidas y Stonehenge había llegado hasta tal punto que la agrupación masónica denominada ‘Antigua Orden Unificada de Druidas’ realizaba, al amanecer del solsticio de verano, una serie de ritos presuntamente druidas que fueron inventados por alguno de sus líderes.

Esta práctica, montada sobre bases tan falsas como supersticiosas, tiene su fin en 1985, cuando el gobierno británico decide hacerse cargo de la protección, custodia y conservación de Stonehenge. Entre las primeras acciones legales que tomó, está la prohibición de celebrar este fraudulento ritual y otros actos similares.

Stonehenge, un templo sagrado

Hay quienes sugieren que Stonehenge fue alguna vez un enorme reloj astronómico; otros, más imaginativos, ven en este conjunto de rocas circularmente alineadas una pista de aterrizaje para ovnis, y hay también quienes proponen usos que, históricamente, resultan inadmisibles. Aún hoy, en una mezcla de magia y leyenda, los habitantes de la zona le atribuyen al recinto poderes curativos.

De cualquier manera, aunque Stonehenge presenta todavía muchos misterios que parecen irresolubles, su finalidad resulta hoy más evidente que nunca. Con muy poco margen de error, puede afirmarse que, inicialmente, fue un templo para adorar al Sol y la Luna, astros que regían el ciclo de las estaciones, por lo que hoy podríamos atribuirle también la función de una suerte de calendario que, observado con pericia, permitía predecir la llegada de las estaciones, en previsión de las actividades de los campesinos y criadores de ganado. Vista la bondad de la construcción, cabe pensar igualmente que, posteriormente, pudo haberse convertido en un sitio sagrado en el que también se celebraron ritos funerarios, como así lo atestiguan los diversos restos desenterrados en diversas partes del recinto.



miércoles, 15 de marzo de 2023

LAIA L'ARQUERA (El icono de la ciudad de Mataró)

 


Laia l'arquera és una gran escultura monumental projectada per Josep Maria Rovira i Brull que es troba a la Porta Laietana de Mataró.(Barcelona) A causa de la seva situació a l'entrada de Mataró se la considera una de les icones contemporànies de la ciutat. L'escultura va ser inaugurada l'1 de novembre de 1998 davant 8.000 persones i va costar 35 milions de pessetes.


Segons l'arquitecte la Laia representa "la unió de l'home i la terra. Terra i natura fèrtil maternal i terrible quan se sent agredida. Deessa mare capaç d'engendrar i generar vida i així garantir la pervivència de la tribu." L'arc fa referència a la deessa grega Artemisa, filla de Zeus i Leto i bessona d'Apol·lo, que era venerada per ser deessa de la caça, dels parts, de la virginitat i protectora de les nenes.


El qui era l'alcalde en aquell moment va decidir el contingut de l'escultura, on una dona prehistòrica apunta a Burriac, a l'indret on hi ha el poblat ibèric on els historiadors han situat l'origen de Mataró.


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Traducción.

Laia la arquera es una gran escultura monumental proyectada por Josep Maria Rovira i Brull que se encuentra en la Porta Laietana de Mataró. Debido a su situación en la entrada de Mataró se la considera uno de los iconos contemporáneos de la ciudad. La escultura fue inaugurada el 1 de noviembre de 1998 frente a 8.000 personas y costó 35 millones de pesetas.


Según el arquitecto Laia representa "la unión del hombre y la tierra. Tierra y naturaleza fértil maternal y terrible cuando se siente agredida. Diosa madre capaz de engendrar y generar vida y así garantizar la pervivencia de la tribu." El arco hace referencia a la diosa griega Artemisa, hija de Zeus y Leto y gemela de Apolo, que era venerada por ser diosa de la caza, de los partos, de la virginidad y protectora de las niñas.


El que era el alcalde en ese momento decidió el contenido de la escultura, donde una mujer prehistórica apunta a Burriac, en el lugar donde se encuentra el poblado ibérico donde los historiadores han situado el origen de Mataró.