Antes de entrar deja fuera tu rabia y tu ira. Bienvenido a este bosque encantado, un lugar donde podemos dar rienda suelta a ese niño que todos llevamos dentro, tienes mi permiso para dejarle salir y que haga locuras. Sumérgete en este mundo mágico de las hadas y los duendes y vuelve pronto, te esperaré agitando mis alas

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martes, 29 de octubre de 2019

La leyenda de las mariposas


Cuenta la leyenda que, en una aldea asturiana, hace mucho tiempo, vivía un rico labrador, viudo y padre de dos hijas, Inés y Clara, siendo la primera su preferida, entre otras cosas porque era la única de la dos que nunca le contradecía y siempre le complacía en todo cuanto le pedía.
Como era de esperar, cuando Inés estuvo en la edad de comenzar a pensar en el matrimonio, no puso ninguna objeción al pretendiente que su padre le había asignado para tal fin. Con Clara no obtuvo el mismo resultado. Esta eligió con el corazón y tanta fue la ira que provocó en su padre que la desheredó, prohibiéndole además que se acercara a él y a su hermana, ni tan siquiera a la casa donde había nacido.
Inés se consumía en la tristeza, no solo por no poder estar cerca de su hermana, sino también porqué sabia de las necesidades que tanto esta como su marido pasaban. Pero el temor a su padre podía más que su pesadumbre, y los días pasaban e Inés seguía sin hacer nada para mejorar la situación de Clara. Cuando el labrador murió, vio finalmente una oportunidad para poder hacer lo que su corazón llevaba meses reclamándole, pero en esta ocasión fue su marido el que le prohibió que lo hiciera, argumentando que eso sería como contravenir la voluntad del difunto padre.
El día que se celebraba la misa por el alma del difunto, Inés rezó con toda su alma para que Dios le permitiera encontrar el modo de favorecer a Clara, y en eso estaba cuando de pronto sintió un gran peso sobre su cabeza. Levantó la mano y una mariposa se elevó en el aire. No podía creer que un pequeño insecto pudiera pesar tanto. Primero, pensó que era fruto de su imaginación, pero el suceso se repitió varias veces, ya no tenía dudas: el gran peso que sentía sobre su cabeza era provocado por la mariposa.
Al acabar la misa, le contó a su marido lo que le había sucedido. Este se río de ella y después no le hizo el más mínimo caso. Sin embargo, a los pocos pasos, fue el marido qu
ien levantaba la mano hacia su cabeza por el gran peso que sentía sobre ella y quien veía elevarse una mariposa ante sus ojos. Y así fue durante todo el camino de vuelta a su casa, e incluso continuó cuando ya estaban dentro. La mariposa se movía de una cabeza a otra continuamente, presionando la cabeza de los esposos, hasta que finalmente Inés le insistió a su marido de que eso era una señal divina que se les enviaba para que ayudaran a Clara. El marido, ante la insistencia de su esposa y de la mariposa, accedió a repartir la cuantiosa herencia de su suegro con sus cuñados.
Y así se hizo, y cuentan que en el día en que los lazos de las dos familias se restablecieron, vieron a una mariposa volar alegremente entre ellos, para después marchar volando alto, muy alto, hasta que finalmente la perdieron de vista, no volviéndola a ver nunca jamás.

viernes, 18 de octubre de 2019

El hombre de los sueños

En enero de 2006, un psiquiatra de Nueva York recibió en su consulta a una de sus pacientes como un día cualquiera. En aquella sesión, la joven le explicó que había soñado en repetidas ocasiones con un hombre al que ni siquiera conocía. Tenia una calva incipiente, las cejas muy gruesas y los labios
extremadamente finos, en especial el superior. Mientras oía la descripción, el facultativo dibujó el retrato del sujeto. No le dio mayor importancia y lo dejó sobre la mesa.Las tornas cambiaron cuando, en sus siguientes consultas, dos pacientes más aseguraron haber visto al mismo hombre en sueños. El psiquiatra decidió hacer copias del dibujo y enviarlo a varios compañeros de profesión. Meses después, vieron que el número de personas que habían soñado con él no paraban de aumentar y optaron por crear una página web en la que se registraran todas sus apariciones. Los facultativos descubrieron que el misterioso hombre se había colado en los sueños de cerca de dos mil personas. ¿Ficción, realidad?


domingo, 6 de octubre de 2019

El viajero sediento

      Lentamente, el sol se había ido ocultando y la noche había caído por completo. Por la inmensa planicie de la India se deslizaba un tren como una descomunal serpiente quejumbrosa.

Varios hombres compartían un departamento y, como quedaban muchas horas para llegar al destino, decidieron apagar la luz y ponerse a dormir. El tren proseguía su marcha. Transcurrieron los minutos y los viajeros empezaron a conciliar el sueño. Llevaban ya un buen número de horas de viaje y estaban muy cansados. De repente, empezó a escucharse una voz que decía:
-¡Ay, qué sed tengo! ¡Ay, qué sed tengo!

Así una y otra vez, insistente y monótonamente. Era uno de los viajeros que no cesaba de quejarse de su sed, impidiendo dormir al resto de sus compañeros. Ya resultaba tan molesta y repetitiva su queja, que uno de los viajeros se levantó, salió del departamento, fue al lavabo y le trajo un vaso de agua. El hombre sediento bebió con avidez el agua. Todos se acostaron de nuevo. Otra vez se apagó la luz. Los viajeros, reconfortados, se dispusieron a dormir. Transcurrieron unos minutos. Y, de repente, la misma voz de antes comenzó a decir:
-¡Ay, qué sed tenía, pero qué sed tenía!
FIN
(Autor anónimo)


La moraleja que deja el maestro de esta leyenda es que el ser  humano siempre va a tener algo de lo que quejarse, no importa si el problema está resuelto, entonces inventará otro problema de mentira para poder solucionarlo con soluciones ficticias también, entonces el mismo contará con problemas, reales y ficticios.