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domingo, 16 de junio de 2019

La Familia Robafaves



La Familia Robafaves son los Gigantes institucionales de Mataró. Está formada por el gigante Robafaves y la Giganta, su hija Toneta, y su marido, en Maneló. Normalmente la Familia Robafaves va acompañada de los Enanos, dieciocho en total.

En Robafaves tiene su propia leyenda sobre el origen de su nombre. De las diversas variantes hay la historia que describe Joan Amades a su libro Gigantes, enanos y otros entremeses: “Una vez los Gigantes de Mataró fueron a Argentona y cuando, ya acabada la fiesta, volvían hacia casa, los portadores se enamoraron de unas preciosas habas que verdeaban en un campo próximo a la
Un poco de historia


Un poco de historia



Los Gigantes de Mataró son de los llamados históricos, porque están documentados desde hace siglos. La primera nota escrita fecha de finales del siglo XVII, cuando los gigantes eran propiedad de la Cofradía de Minerva, la cual los hacía salir por la celebración de Corpus. Con la crónica que conservamos de la llegada de las monjas Capuchinas a Mataró en 1741 ha citada por primera vez la noticia de una tercera figura, un gegantó. A finales de este siglo los gigantes ya participaban a las procesiones del 27 de julio, dedicadas a las Santas. En un relato detallado del Barón de Maldà del año 1799 encontramos una descripción de los tres gigantes, y menciona el nombre Manueló como hijo de la pareja, un hecho muy curioso y distintivo en el panorama geganter catalán. A principios del siglo XIX los Gigantes dejan de tener presencia en la ciudad, seguramente a causa de varios hechos históricos. El año 1848 es muy especial para la ciudad de Mataró: se estrena la primera línea de ferrocarril de la península, y padre Manuel Blanch escribe y estreno la Misa de Glòria para solistas, coro y orquesta, la cual se celebra desde entonces cada 27 de julio a la basílica de Santa Maria. Cinco años después se restablecen las figuras, y esta vez la pareja tiene una hija. La Toneta es la única gegantona en la Cataluña de la época. Es el comienzo de los gigantes institucionales, a cargo del Ayuntamiento, y participan en numerosas fiestas cívicas. El año 1888 encontramos documentado por primera vez el nombre de nuestro gigante, en Robafaves. A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX empezamos a encontrar menciones sobre la comparsa de enanos que suele acompañar los gigantes (la primera referencia es del programa oficial de la Fiesta Mayor de 1864, reproducido

íntegramente a la publicación Pensamiento Marià de la Costa de Levante del 26 de julio de 1921). Hacia finales de siglo los enanos son 6, e incluso son requeridos para participar en festividades de poblaciones vecinas. El año 1922 los enanos pasan a ser 9 con la incorporación de dos macers y de en Pituso, que llega a Mataró en tren la tarde del 25 de julio. Después de alguna reforma que no gustó, en 1930 los gigantes toman el aspecto con que los conocemos actualmente: en Robafaves tiene la apariencia de Jaime I, y la Giganta y la Toneta visten en consonancia. Hacia mitades del siglo XX en Quirze Perich acompaña los gigantes al sonido del flabiol y el tamboril, una sonoridad que también ha pervivido hasta ahora y es un factor singular de nuestros Gigantes. El 27 de julio del año 1950 hay un gran acontecimiento: el casamiento de la hija de en Robafaves y la Giganta, la Toneta, con en Maneló, hijo de los gigantes de Terrassa. Se recupera así la figura del gegantó que teníamos documentado a Mataró desde hacía un siglo y medio. En cuanto a los enanos, durante los años cincuenta sufren cambios de apariencia y crecen en número hasta 13. Los portadores de los enanos bailaban cuando recibían una moneda de los niños. La recaudación iba destinada a los portadores de los gigantes y de los mismos enanos. Después vienen unos años de dejadez y crisis, tanto en cuanto a las figuras como la Fiesta Mayor en general. Con la llegada de la democracia, y de la mano de un grupo de jóvenes del Fomento Mataroní, se promueve la recuperación y renovación de la fiesta y la cultura popular a la ciudad, y con el lema “Las Santas: hagamos Fiesta Mayor” se impulsan los actos del programa de la fiesta con gran participación e implicación ciudadana. Entre los años 1980 y 1984 se vuelven a producir innovaciones en el aspecto y vestuario de las figuras, y los enanos llegan a la quincena con la incorporación, en 1984, del Conde, en Carrau, el Pierrot y el Duende. Finalmente en 1992 se incorporan a la comparsa en Jonàs y en Mataties, dados por la Sala Cabañas con motivo de la celebración del 75.º cumpleaños de la representación de Los Pastorcillos de Mataró, y en Biada, donación del semanario Cabezudo en 1998, que conmemora el 150.º cumpleaños de la primera línea de ferrocarril impulsada por el mataroní Miquel Biada.
carretera. No pudiendo resistir la tentación, abandonaron los muñecos en medio del camino y se lanzaron al campo a robar una buena cantidad de habas, que escondieron bajo la panza del Gigante; conchabaron con el flabioler y le dijeron que irían a medias, pero que no los descubriera. La gran pareja entró a Mataró, un estol de chiquillería los rodeó y con mucha insistencia los pidió que bailaran. Los geganters se resistían, puesto que con la sobrecarga que llevaban no los vendía bien de bailar; mientras bailaban, con las sacudidas las habas fueron cayendo por tierra. La admiración y la broma fueron grandes, y desde entonces quedó el mal nombre de Robafaves al pobre Gigante, que no tenía ninguna culpa”. Los Enanos, que normalmente siempre acompañan la Familia Robafaves precediéndolos en las comitivas, actualmente son dieciocho: el Bufón, el Campesino, la Bruja, el Macer serio, el Macer risueño, el Duende, el Arlequín, el Chino, la Mulata, el Conde, el Moro, en Carrau, la Vieja Azul, la Vieja Verde, en Pituso, en Jonàs, en Mataties y en Biada. Son muy próximos a los pequeños, siempre a escape y bailes, saludando y haciendo simpáticos sustos a los niños y niñas que se van encontrando. La Familia Robafaves sale poco durante el año. Solo lo hace en fiestas muy señaladas o en invitaciones de compromiso. Es por Las Santas, Fiesta Mayor de Mataró (del 25 al 29 de julio), que los Gigantes acontecen protagonistas absolutos de la fiesta: salen a la calle a todas horas, en largos pasacalles, ejerciendo de anfitriones, presidiendo actas, bailando, observando y siendo observados, admirados, tocados con veneración… salen a primera hora, a media mañana, después de comer, al atardecer, a medianoche e incluso de madrugada, disfrutando y haciendo disfrutar de la fiesta. Se los acompaña con alegría, bailes y saltos, al compás de melodías creadas expresamente por la comunión entre mataronins y sus Gigantes. Son los últimos a bailar cuando acaban los actos festivos, y cada vez que están a punto de entrar a casa suya, el Ayuntamiento, los ciudadanos, y sobre todo los niños, todavía gritan a pleno pulmón que no tienen bastante!, y los piden que no paren de bailar una y otra vez.