Los elfos son criaturas de la mitología nórdica y germánica. Originalmente se trataba de una raza menor de la fertilidad y representados como hombres y mujeres jóvenes, de gran belleza, que viven en bosques, cuevas o fuentes. Se les consideraba como seres de larga vida o inmortales y con poderes de vida.
La palabra elfo proviene del proto-germánico *albo-z, *albi-z, y del nórdico antiguo álfr, el alto alemán medio elbe. El femenino en español es "elfina", "elfinas" (en plural).
La etimología primordial puede ser la raíz proto-indoeuropea *albh- que significa "blanco", del cual también proviene el latín albus "blanco".
Los términos correspondientes en las lenguas germánicas son:
Nórdico antiguo: álfr, plural álfar.
Islandés: álfar, álfafólk y huldufólk (gente escondida).
Danés: Elver, elverfolk o alfer
Noruego: alv, alven, alver, alvene / alvefolket
Sueco: alfer, alver o älvor
Germánico occidental continental
Neerlandés: elf, elfen, elven, alven (neerlandés medio alf)
Alemán: del inglés: Elf (m), Elfe (f), Elfen elfos
Elb (m, plural Elbe o Elben) es un término reconstruido, mientras que Elbe (f) está atestiguado en el alto alemán medio. Alb, Alp (m), plural Alpe tiene el significado de "íncubo" (antiguo alto alemán alp, plural *alpî o *elpî).
Los elfos de la fantasía literaria
En novelas de fantasía y folklore, los elfos son frecuentemente descritos como gente pequeña con orejas puntiagudas y personalidades traviesas. Además, en la visión más moderna son imperceptibles, y viven en los bosques y otros lugares naturales; así, se los mezcla con duendes y otros seres faéricos tradicionales.
En su versión literaria moderna, son longevos (pueden vivir milenios) y tienen poderes mágicos, que usan para proteger la naturaleza. Los elfos se caracterizan principalmente por sus orejas puntiagudas y grandes ojos. También se distingue su alta estatura y sus movimientos ágiles y ligeros. Poseen una gran destreza con la magia y una fuerza superior a los humanos, además de una mayor inteligencia y sensatez. Los elfos se han relacionado siempre con la naturaleza y el aprecio que le tienen a ella. Y viven para protegerla con ayuda de su magia de seres oscuros. Los elfos son de carácter serio, aunque amable. Son responsables, leales y honrados, ante todo. Como muchos de los seres fantásticos, los elfos piensan que los humanos son una raza inferior, debido a su falta de inteligencia.
Se cuenta que la raza élfica ha precedido a la Humanidad (J. R. R. Tolkien) en un gran número de milenios. Viven en sociedades análogas a las humanas, con reyes a quienes están sometidos. Aman el juego, la danza y el canto. A menudo pasan la noche entera en rondas infatigables que solo interrumpe el canto del gallo, pues temen la luz del día y la mirada de los humanos. El que, de noche, en una llanura solitaria, se deja fascinar por la belleza de sus hijas y acepta entrar en su ronda, está perdido. Pero lo más frecuente es que sus danzas no tengan testigos; por la mañana se nota solamente en la hierba húmeda el rastro de sus pasos.
En alta fantasía, generalmente los elfos no son hostiles a los humanos, ya que los consideran inferiores y de poca importancia. A menudo desprecian a la especie humana como inferior y bárbara, del mismo modo que algunos miran a los animales de compañía y otros animales; el caso más extremo de eso podemos encontrarlo en los elfos de Pratchett, donde se trata de seres sin ningún tipo de empatía ni remordimientos, que tratan a los humanos (y a todo en general, hasta a ellos mismos) como fuente de entretenimiento, sin darle demasiada importancia al tipo de entretenimiento que proporcionen (música, danza, sujetos para torturar, etc.).