Antes de entrar deja fuera tu rabia y tu ira. Bienvenido a este bosque encantado, un lugar donde podemos dar rienda suelta a ese niño que todos llevamos dentro, tienes mi permiso para dejarle salir y que haga locuras. Sumérgete en este mundo mágico de las hadas y los duendes y vuelve pronto, te esperaré agitando mis alas
miércoles, 18 de septiembre de 2019
El ocaso (leyenda rusa)
Existe una leyenda rusa que cuenta que, en las proximidades de los Urales, había un pequeño pueblo, y en él una pequeña casa en la que vivía un matrimonio con su hijo llamado Grischa. Pese a que el muchacho había acompañado a sus padres en diversos viajes, aseguraba que ningún lugar se podía comparar en cuanto a belleza con su poblado y sus alrededores, colmados de maravillas naturales. Ni las grandes estructuras, ni la magnificencia del río Moskva a su paso por Moscú o los suntuosos palacios del zar hacían sombra a la tierra que habitaba Grischa, nada… hasta que conoció y se
enamoró perdidamente de Natalyja.Los dos enamorados pasaban largas tardes planeando sobre su futuro en común y sobre la posibilidad de tener hijos algún día; a veces tomaban Michkas y bebían Kumy o simplemente se tomaban de la mano y se miraban mutuamente durante horas. Incluso en los peores momentos, Grischa sentía que mientras estuviese junto a Natalyja nada podría hacerle daño, pero comenzaba a albergar el temor de que su suerte cambiase de un momento a otro, como finalmente sucedió.
Una tarde, Grischa llevaba como regalo a Natalyja una caja de Michkas mientras pensaba en las más sublimes palabras para dedicarle a su amada. Al verla, le dedicó una amplia sonrisa y un beso, pero cuando sus labios se juntaron Grischa advirtió que algo no marchaba pues aquel beso era tan frío e indiferente como el de un desconocido. Acto seguido Natalyja le confesó que su relación había llegado a su fin, ya que ella debía marcharse lejos.
El desolado Grischa tuvo que enfrentarse a la situación, pero su amor por ella no le dejó pensar en otra cosa y comenzó a buscarla por todas partes: en el campo, en pueblos vecinos, en calles y callejones. Hasta que un día la vio fugazmente y se acercó, pero en su desesperación por recuperarla sus palabras hacia ella fueron torpes e impertinentes, de reproche por su actitud, a lo que Natalyja respondió con desdén. Al ver el error que había cometido por no pensar sus palabras, decidió que ya no la buscaría más y que la había perdido para siempre.
Pero una tarde, Grischa vio a Natalyja en la distancia, pero en lugar de acercarse se quedó mirándola desde lejos, viendo que los años la habían vuelto incluso más hermosa que antes. Las llamas de su pasión por ella aun ardían con intensidad, pero había decidido dejar que Natalyja fuese libre, así que se marchó.
Poco después, Grischa se encontraba a orillas del Mar Negro y lentamente comenzó a adentrarse en sus aguas hasta que desapareció bajo ellas. Se dice que la pasión de su corazón dio a los atardeceres el color rojo del fuego, el de la llama que ni las frías aguas pudieron apagar.
Natalyja nunca supo que el color carmesí de los atardeceres nació del recuerdo de su joven amor.
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¡Qué hermosa leyenda!
ResponderEliminarSaludos.
Pues si, muy hermosa. Me encantan las leyendas.
EliminarUn abrazo
Bonita leyenda...
ResponderEliminarUn abrazo.
Si que lo es, como todas las de amor.
EliminarGracias por la visita,
Abrazos
Que leyenda tan bonita y que no conocía. Saludos Julia.
ResponderEliminarYo tampoco la conocía, di con ella por casualidad.
EliminarBesos
Hola Julia, qué leyenda tan preciosa, solo el triste final que tiene, pero así es el amor, a veces dejan un sabor agridulce en nuestros corazones.
ResponderEliminarBesos.
Así es Cristina, en el amor no siempre es todo de color de rosa.
EliminarUn abrazo
Hermosamente triste. Que bonito encanto tienen las leyendas! Te comparto.saludosbuhos.
ResponderEliminarGracias.
EliminarUn fuerte abrazo
Las tradiciones y los cuentos forman pare de las culturas
ResponderEliminarAsí es y todas son bonitas.
EliminarAbrazos
Soy un apasionado de las lecturas eslavas.¡Así que , Imagínate cuánto me complació tu texto!Amén de romántico, claro que sí.
ResponderEliminarPues nada......¡¡¡¡¡¡¡Otro Abrazo de Hecatónquiro para Vos,es que Te lo has ganado!!!!!!!
Gracias amigo por estar siempre ahí.
EliminarUn fuerte abrazo
Hola Julia, soy el Búho Mayor, de la Morada del Búho, de Sabri y Pitu. Para agregar las hojitas que caen debes ir a configuración - gadgets - agregar gadgets y elegir la hojas (o copos de nieve o frutas, etc). Perdón por la demora, pero estábamos buscando la solución a tu consulta. Por cierto, es bellísimo tu blog, con hermosa portada y fondo musical!!! Afectuosos saludos desde Argentina!!!
ResponderEliminarGracias por tu ayuda, intentaré ponerlas, aunque Blogger cada vez te deja poner menos cosas.
EliminarMe alegra que te guste el blog, le pongo mucho amor.
Un abrazo
Es verdad, el amor no siempre es de color de rosa, también puede ser carmesí o rojo sangre como esta puesta de sol.
ResponderEliminarConocía algunas leyendas eslavas por los cuentos de Gogol, un autor que me gusta mucho.
Saludos!
Borgo.
Yo soy una enamorada de las leyendas, siempre ando a la búsqueda de alguna.
EliminarUn abrazo
Me encantan las leyendas y está es otra más. Preciosa.
ResponderEliminarBesitos
A mi también, siempre ando buscándolas.
EliminarBesos
Una muy bonita leyenda .Siempre se aprende de las leyendas por muy leyendas que sean...
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues si, son como parábolas bíblicas, todas encierran una enseñanza.
EliminarAbrazos
El amor como las rosas contiene además de belleza y admiración, algunas espinas... Nuestro pensamiento es dual y el enfoque de las cosas a nuestro alrededor siempre contiene ese doble sentido, o lo que los orientales llaman Ying y Yang, por lo que su unidad constituye el TAO = origen de todo.
ResponderEliminarPreciosa leyenda la que nos has compartido, con un reflexivo mensaje.
Cariñosos saludos.
Me gustan mucho las leyendas y todas encierran algo de verdad.
EliminarAbrazos
Fantástico!!!
ResponderEliminarMe alegro que te guste. Gracias por dejar tu huella.
EliminarUn cordial saludo